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Recompensa: una experiencia global, en todos los sentidos.
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Nicolás Román, madrileño, 31 años. Cocinero. Tez blanca, ojos azules. Cabello rapado, barba de tres días. Se acompaña de un gran equipo de profesionales dedicado al ocio, la restauración, la música y la comunicación. Escandaliza a sus comensales con frases tan revolucionarias como: “La gente va a un restaurante a divertirse” y “No hay que centrarse en el orgullo del cocinero”.
Todavía es difícil encontrarlo por la Alameda, si no lo buscas. Aunque (Ya) está aquí, como el resto del equipo, él también ha venido para quedarse. Llega desde Madrid, aunque en su ADN se dibujan distintas raleas. De madre belga y padre segoviano, estudió en el Liceo Francés. Pronto entiende que su vida debe estar ligada al arte culinario, su preferido. Por esta razón, decide dejar la universidad y matricularse en la Escuela de Hostelería y Turismo de Madrid, donde encuentra el camino.
Sus primeros recuerdos en los fogones se remontan a la niñez, a un pequeño invernadero donde su abuela recolectaba las hortalizas que posteriormente cocinaba. En estos aprendió la importancia del proceso, desde el inicio. Fundamental. De pequeño le gustaba dibujar, guisar y soñar; en la adolescencia inventaba sus propias recetas. No hubiera podido dedicarse a otro oficio, o quizás sí, tal vez a la pintura. Pura creatividad.
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“Me gusta el estrés de los fogones porque sé controlarlo”
Es una persona serena, trasmite paz. Los años y la veteranía le dan calma. El tiempo le juega a favor. Lo sabe. Percibe y domina la tensión de los hornillos perfectamente, cada vez disfruta más entorno a ellos. Su experiencia le ha enseñado a organizar varios espacios con diferentes ofertas gastronómicas, como los que va a coordinar en Palau Alameda: Àtic Restó y Àtic Bar, conformarán el restaurante panorámico con vistas a los jardines del Turia; y La Sala, destinada a eventos variados.
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Foto: Clara Román
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“Hay que hacer algo que sorprenda”
Ha trabajado en Londres, Barcelona y Madrid, en reconocidos restaurantes como el del Hotel Urban o Florida Retiro. Eterno viajero, último destino: Japón. Toda esta mezcla cultural le ofrece el bagaje y la sabiduría necesaria para ponerse al frente de este carismático proyecto. El público valenciano degustará la cocina costumbrista que nos caracteriza, reinterpretada con las técnicas (internacionales) más novedosas de: Asia, Latino América, Estados Unidos o Europa. Una auténtica explosión de olores, texturas y emociones.
El concepto toma forma. ¿La clave? Tradición y modernidad. La huella. Porque partir de cero es muy complicado, todo se basa en sabores conocidos, pero desde este punto surgen versiones. Ese es el objetivo. Palau Alameda de su mano pretende aportar una idea novedosa a nuestra gastronomía. Es necesario ir un paso más adelante. Interesa lo que va a suceder, el futuro. Hoy es pasado.
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Foto: Clara Román
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“Buscamos un producto bueno y luego le añadimos la modernidad”
Este inquieto treintañero afronta con tranquilidad el reto “Alameda”, conoce la idiosincrasia del paladar mediterráneo. Es consciente de que muchas cucharas estarán pendientes de los arroces que allí se guisen y ello supone una gran responsabilidad, a la que no teme. Suele guardar un as bajo el mandil, pues sus platos se caracterizan por los “fondos”, y aquí juega con la ventaja de tener un buen producto, esencial. Una cocina de proximidad que parte del kilómetro cero; que intenta aprovechar la cercanía y la naturaleza de los frutos que ofrece la tierra, seducirlos, convertirlos… La apuesta: una carta honesta, donde el sabor es el protagonista.
El restaurante panorámico de Palau Alameda está diseñado para que sea un lugar de referencia en la vanguardia de la cocina actual. Con una propuesta para todos los gustos y estilos. Los gourmets valencianos, la merecen. Innovación, evolución y calidad son los pilares sobre los que se construye Átic. Sin dejar de la lado la memoria, el siempre o el ojalá. Además, sus vistas nos van a regalar los mejores tardeos de la ciudad. Tiempo al tiempo.
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“Quiero que el restaurante esté lleno todos los días”
Recta final. Se acerca la fecha. El buque insignia de la Alameda del Turia se prepara para levar anclas. Últimos preparativos, el trabajo se intensifica, nos explica. Y entonces, en sus ojos, reaparece la ilusión de aquel joven que -en sus veranos de estudiante- comenzó trabajar en el mundo de la gastronomía, mientras se convertía en la persona que es hoy. Nicolás Román, chef ejecutivo de Palau Alameda.
Si lo encuentras… Prueba sus platos.
Raúl Hurtado
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