Luchador, extrovertido, servicial, exigente, inconformista, curioso, entusiasta, impaciente, idealista, pasional, familiar, amigo de sus amigos, con capacidad de aprendizaje y evolución: Un quijote del siglo XXI.
MADRID
Cuando era niño echaba de menos ese pueblo en el que perderse cada verano. La maleta para reencontrarse con los orígenes. El destino (caprichoso) le había preparado otro mapa. Otro viaje. Porque Pepe Fernández, director de Palau Alameda, es madrileño de casta, su carácter lo delata. “Gato” por dos veces. Ojos verdes. Profundos.
A los 15 años, aunque su mundo todavía era muy reciente, comienza a colaborar como relaciones públicas en locales de la capital, voluntariamente. Así nace el entusiasmo por su profesión. Era una manera de continuar jugando, pero a ser mayor. Dos años más tarde obtiene su primer trabajo, en una terraza de la Plaza de Neptuno. Comienza la crónica de un itinerario dedicado a la hostelería. Vehemencia. Recuerdos. Nostalgia y satisfacción. Un suspiro. La vida.
[divider width=”0px”] [ux_image id=”2012″]“Me gustaba jugar a ser adulto y el trabajo para mí era parte del juego”.
[divider width=”0px”]SU EXPERIENCIA
Decide romper con su entorno y se traslada a Londres. Edad de los descubrimientos. Frenesí. ¿Su equipaje? Una mochila repleta de ilusiones. ¿Su filosofía? La ley del deseo. Inaugura su etapa adulta. McDonals y un hotel donde servía desayunos -en Oxford Street-, fueron sus empleos en la ciudad de las mil caras. A volar se empieza desde abajo. Así fue. Mientras tanto, sus amigos del madrileño barrio de La Estrella, continuaban las charlas adolescentes en el Canoe, el club deportivo de su infancia. Vuelve a casa, las circunstancias. Pero algo había cambiado en su Madrid natal. Entonces abrió las alas. Despegó. Y el vuelo se hizo ave.
Se abre un currículum repleto de trabajo en los locales más punteros de la época, tanto de ocio como de restauración. Última etapa de la Movida Madrileña. Asegura que lo más duro de este oficio es el tiempo que tienes que dedicarle, sobre todo, si eres empresario. La recompensa es proporcional (a veces). No obstante, una de las partes más satisfactorias de su carrera, se produce cuando el concepto se convierte en intención, ve la luz y el público lo comprende, lo disfruta: así ocurrió en el restaurante Lay Down (Madrid-València), en el Hotel Wonderwall Music Resort (Gandia), y ahora, en su plan más ambicioso: Palau Alameda. Reinvención constante. Inevitable. Un reto, una ciudad. Un camino. Un aprender a ir ligero de equipaje. El tiempo no da más tregua. La actitud siempre.
PALAU ALAMEDA
Septiembre de 2015, nuevo éxodo. El ayuntamiento de València adjudica a la sociedad Music Resort (a la que pertenece) el antiguo edificio Alameda Palace. Hoja de ruta en blanco. Volver a empezar. Mirar al abismo y encontrarse a uno mismo. “Una oportunidad importante en mi carrera, la pone en su sitio”, afirma enérgicamente. Aunque es consciente de que no es el premio a una trayectoria, ya que esto supondría tener garantía de éxito y ésta nunca existe. Dos pilares básicos: trabajo y constancia. El tercero, humildad.
[divider width=”0px”] [ux_image id=”2092″]“Ya estamos aquí, ya tenemos una parte del camino andado, estamos preparados”.
[divider width=”0px”]A poco más de dos meses de la inauguración de Àtic y su terraza, la valoración es sumamente positiva. Semanas intensas. Actividad vertiginosa. También de satisfacción, resultados y agradecimiento. En un principio, se dudó si inaugurar el edificio entero o por fases. Finalmente, se pensó que la sociedad valenciana no podía perderse este enclave una primavera más. “Mayo en la Alameda es mágico y hemos querido ser parte de esa magia”.
[divider width=”0px”] [ux_image id=”2087″]“Àtic es nuestra génesis, el comienzo de la historia. Nuestras primeras sonrisas”.
[divider width=”0px”]UN ESPACIO DE ESPACIOS
Àtic no es solo una comida o una cena. Se trabaja para que el cliente, cuando llega al restaurante, disfrute de una experiencia sensitiva completa. Destaca la innovación en cuanto a arroces se refiere, siempre teniendo en cuenta el producto valenciano, de km 0. La parte más interactiva del restaurante viene con el do-it-yourself, una apuesta directa del chef Nicolás Román. Contemporánea. Atrevida. Guiño divertido que añade valor a la práctica culinaria.
[divider width=”0px”] [ux_image id=”1995″]“El arroz es como la tortilla o la pasta, lo admite casi todo. Hay que crear, innovar”.
[divider width=”0px”]Próximamente, está previsto que la terraza se aclimate con toldos transparentes, para seguir gozando de ella durante el invierno. La carta de Àtic cambiará con los productos de temporada. Fantasía de sabores, olores y texturas. El Mediterráneo sobre la mesa. La superación, piedra angular en el día a día de este maestro de la hostelería y su equipo. Objetivo: “Llegar al público, encandilarlo, que nos conozca, que aprecie el concepto, que convivan diferentes estilos”. Turismo. Diversidad. Versatilidad. Todos caben. “Queremos una propuesta valenciana e internacional”. Propósitos que toman forma, sonido, color…
Entrado el mes de agosto, el director de Palau Alameda me explica que ya se ultiman detalles para la inauguración completa del inmueble. Azza, la nueva boîte de València, por instantes nos trasladamos al ecuador del siglo pasado. La sorpresa del proyecto. Club donde disfrutar de una copa traviesa. Donde poner el límite a la noche. ¿Te lo vas a perder?
Por último, La Sala recupera el imaginario colectivo de los valencianos. Su idiosincrasia. El alma de Alameda. En ella han sucedido los eventos de la capital más importantes en los últimos 50 años. Sin duda, la joya de la corona. Un referente reinterpretado de distinción y elegancia. En pleno corazón urbano. Imprescindible para la ciudad. Para su público. Apuntad bien, jueves 13 de septiembre, próxima fecha en la agenda. La Alameda del Turia vuelve a estrenar Palacio. A enamorar.
[divider width=”0px”] [ux_image id=”2091″]“He tenido que conocer las preferencias del público valenciano. Vivir es aprender. El reto de cada día”.
[divider width=”0px”]Otro de sus deseos es que la urbe continúe el proceso de transformación actual, y el edificio se convierta en una de sus sedes. Conseguir que la infraestructura funcione como mall en momentos puntuales. Que se utilicen sus instalaciones simultáneamente. Tres espacios, una misma experiencia: Àtic, Azza y La Sala. Y es que (irremediablemente) Palau Alameda se escribe con A, la primera letra del abecedario. Al servicio de València. Como siempre.
EL EQUIPO
La unidad es fundamental en un proyecto de estas características. Todos suman. Es consciente de que sin personas que te apoyen y a las que apoyar, nada es lo mismo. Y en Music Resort SL “lo hemos conseguido”. Sus socios han sido fundamentales para llegar hasta la terraza panorámica donde se desarrolla esta entrevista. El reloj marca las 11.00 h y Àtic se despierta para un jueves intenso, de encuentros y celebraciones. Besos y abrazos. De instantes extraordinarios. A sus pies, la ciudad deviene. Circula.
[divider width=”0px”] [ux_image id=”1118″]“El equipo para mí es familia, llevamos seis años trabajando juntos”.
[divider width=”0px”]Entre sus socios destaca uno especialmente, Nacho Fernández, su hermano. Trabajan juntos desde hace muchos años. Comparten familia, sueños y proyectos. “Aprendemos el uno del otro, crear junto a él es muy reconfortante y divertido”. Tras el silencio (emocionado) de unos segundos, asegura que es muy importante contar con el apoyo incondicional de “Fer”, como ambos se llaman familiarmente. Al final, la felicidad del éxito solo es real cuando se comparte.
[divider width=”0px”] [ux_image id=”2066″]“Es una suerte poder trabajar con mi hermano”.
[divider width=”0px”]VALÈNCIA
Casi tres décadas después, el nómada urbano que nunca ha dejado de ser vuelve al punto de partida. Una terraza (con vistas). El lugar de su primer trabajo, donde todo empezó. Con tenacidad y perseverancia. Eso sí, sin abandonar la espontaneidad y la pasión del Peter Pan con el que convive. El País de Nunca Jamás puede existir. Solo hay que creerlo.
València supone para él una dársena más sosegada donde anclar. La travesía le ha enseñado que el ímpetu y el sentimiento fluyen mejor por aguas serenas, melódicas. Quién sabe si éste será el amarre de su carrera, o la terraza de su vida… Por si acaso, continúa convencido de que la utopía es aquello que no se desea con suficiente fuerza.
Pepe Fernández sabe que el viaje (a Ítaca) no acaba nunca.
Raúl Hurtado
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